Nuestros hábitos alimenticios van directamente relacionados con las estaciones y el clima. Si bien no directamente, sin duda, de manera indirecta impactan en nuestros hábitos. Llega la Navidad. Turrón, bombón, licor... difícil evitar la socialización saludable. Cuando logras reponerte, si has logrado sortear los Carnavales, llega la Semana Santa que pone a prueba de nuevo tus hábitos alimenticios. Pero supongamos que mantienes tu férrea voluntad hasta el verano. El estío, l’estate, summer. Lo digas como lo digas, en climas cálidos implica, vacaciones, socialización y altas temperaturas. Nos llevan a afrontar un desafío más.
Y en esta montaña rusa de tentaciones que conforma el año, está nuestra dieta a prueba constante por parte de las grasa.
Sin embargo, las grasas no son sinónimo de nocivo. Son beneficiosas e imprescindibles para el correcto funcionamiento de la más perfecta máquina: el cuerpo humano (ya hemos hablado en otras ocasiones. por ejemplo, el AOVE para reducir el índice glucémico y la diabetes y los antioxidantes y polifenoles en el aceite de oliva.
Por otro lado, no olvidemos los consejos de la OMS en la ingesta de grasas saludables, es decir, en su justa medida. Las recomendaciones estándar establecen que la cantidad de calorías, aportadas por las grasas, a menos de un tercio del total de calorías diarias ingeridas. Esa es la justa medida.
Grasas saturadas y grasas trans
Y dentro de las grasas, hay que controlar las grasas saturadas y especialmente las grasas trans, siendo estas últimas la peor de las variantes. ¿Por qué motivo? Algunos de ellos son que reducen el colesterol “bueno” y aumentan el “malo”, pueden inducir o causar dislipidemia, enfermedades del corazón y cáncer.
¿Debería concienciarme sobre las grasas trans? La OMS cree que sí pues revela que alrededor de 540.000 muertes se producen por la ingesta de ácidos grasos trans producidos industrialmente. Tomas habituales y altas de grasas trans aumentan las causas de muerte en un 34%, las enfermedades coronarias en un 28% y enfermedades del corazón en un 21%.
Y cuando nos lanza estos datos es difícil volver a ignorarlos.
Pero ¿Igual tienen algún beneficio?, podrían plantearse los escépticos. A lo cual vuelve a responder la OMS contundentemente. “Las grasas trans no tienen efectos beneficiosos conocidos”.
Sabiendo que debemos ingerir calorías en su justa mediad y que las grasas son beneficiosas. Es momento de elegir cuáles vamos a incluir en nuestra dieta. Aquí es donde interviene el AOVE, el cual es el que más contenido en ácido oleico posee, es decir, de ácidos grasos mono saturados pertenecientes a la serie omega 9. Siendo esta fuente de ácidos grasos la más recomendada para añadir a nuestra dieta. Y si lo hacemos en crudo, ¡mejor aún!
Mientras que en un extremo no saludable encontraríamos las grasas trans, en el otro tendríamos los beneficios del ácido oleico y del AOVE.
Ahora estás algo más informado. Toma tus decisiones. Pero si quieres sustituir las grasas trans por una fuente de grasas saludables, tu mejor opción va a pasar una vez más por el AOVE.