La Universidad de Jaén (UJA) y uno de sus equipos de investigación han desarrollado un método de monitorizar la erosión del suelo del olivar. Este es uno de los principales problemas de sostenibilidad del cultivo a nivel peninsular. El método se basa en técnicas geomáticas y la variación de condiciones pluviométricas.

Se han estudiado mediante fotogrametría imágenes desde 1980 a 2016 de diferentes olivares con cárcavas de la provincia jienense, también se ha usado la tecnología LiDAR y datos cartográficos.

Tomás Fernández, investigador del Departamento de Ingeniería Cartográfica, Geodésica y Fotogrametría de la UJA afirma que: “A través de nuestra investigación, este fenómeno ha sido observado desde el punto de vista geomorfológico, edáfico (suelos), ecológico y climático, y de una forma más patente gracias a las tecnologías geomáticas (imágenes de satélite, drones, LiDAR, sistemas de información geográfica, etc.), mucho más versátiles y potentes que hace unos años”.

El análisis se ha realizado a diferentes escalas y técnicas, resultando que hay una correlación lógica entre periodos de mayor pluviometría y mayor erosión hídrica. Sin embargo, se ha podido constatar algo importante y es que los procesos erosivos de periodos lluviosos recientes han causado más erosión en proporción que los de hace años, lo cual hace sospechar que conforme más erosión hay más se acelera el proceso. Todo esto puede estar debido a un cambio en el manejo del suelo y las precipitaciones cada vez más torrenciales también, según el investigador.

Tomás Fernández reseña que como resultados más destacados que en algunas zonas de 1984-Actualidad ha habido descensos medios en las cárcavas de hasta 5cm y pérdidas de 50Tn/Ha x año de suelo fértil. Sin embargo, en periodos de mucha lluvia incluso se ha llegado a 50cm y 450Tn/Ha x año, casi 10 veces más de la media. “Son valores a tener muy en cuenta porque ocasionan pérdidas muy importantes de suelo, así como daños muy importantes en los cultivos y las infraestructuras”, argumenta Tomás Fernández.

Se está trabajando en un método para adquirir datos de manera continua y automatizar el proceso de medición e interpretación de manera que el modelo sea exportable a otras zonas y sirva como control para manejos concretos y mitigar este fenómeno.

En Oro del Desierto somos muy conscientes de este problema, es por ello que en nuestra finca se han tomado desde hace muchos años medidas que hemos venido comentando en el blog para evitar la erosión: Mínimo laboreo o nulo, mantenimiento de cubiertas vegetales, acolchado de calles con restos de poda triturados, aporte de materia orgánica anualmente para mejorar la calidad y estructura del suelo… Etc. No podemos olvidar que el suelo es una herramienta imprescindible para la olivicultura, que tarde miles de años en formarse y que su degradación incide directamente en los costes de explotación, así como en la sostenibilidad ambiental y económica del cultivo.