Cada año, tras la cosecha de aceituna, llega al parón invernal. Normalmente, y según la zona, entre finales de noviembre y diciembre ya comienza a bajar la temperatura, de manera que el olivar para sus procesos vitales, entrando en hibernación. Esta estrategia por parte del olivo forma parte de su adaptación; al parar el movimiento de savia, sus tejidos se endurecen y se hacen mas resistentes a las condiciones climáticas del invierno y el frío.

Este momento es importante ya que es en él cuando se produce la diferenciación de yemas de crecimiento y las yemas reproductivas, y la inducción floral en los ramos de la anterior primavera con un año de edad. De manera que en este periodo, y en función de varios factores como disponibilidad de humedad, estrés y temperatura, el olivo tenderá a una menor o mayor floración, y por tanto, potencial productivo.

Las temperaturas excesivamente bajas y prolongadas pueden causar daños al olivo, pero también una temperatura excesivamente suave en invierno puede inhibir la inducción floral. Para que haya inducción floral adecuada se necesitan una cierta cantidad de horas de frio a menos de 7ºC en acumulación, es por esto que en zonas con clima muy suave la floración es peor, siendo casi inexistente en climas tropicales y muy irregular en climas subtropicales (no nos olvidemos que el olivo es un clutivo mediterráneo, por suerte en nuestra zona este factor no es un problema, la temperatura en invierno es bastante mas baja y se acumulan horas de frio de sobra para que haya una buena floración posterior en primavera).

Labores sobre la zona de cultivo en invierno

En esta época en la que el olivo está parado de sus funciones vitales o en reposo, es ideal llevar a cabo algunas labores imprescindibles:

• Abonado de fondo: Se trata de nutrir la tierra reponiendo los nutrientes consumidos por la cosecha pasada, el olivo consume 15kg de Nitrógeno (N), 5 de Fósforo (P) 15 de Potasio (K) por cada 1000kg de aceitunas producidas, que se deben reponer al suelo y en este momento es una buena idea que esté disponible sobre todo puesto que la planta lo usará en el crecimiento vegetativo que vendrá con la primavera.
  
  En Oro del Desierto producimos en ecológico, como ya sabéis, y usamos compost de alpeorujo procedente de nuestra almazar,a y estiércol de ganadería ovina principalmente, de manera que este abono orgánico se aplica enterrado en surcos a la tierra de nuestros olivos suministrando parte de estos nutrientes mencionados en forma orgánica, que en suelo se irán descomponiendo poco a poco y estando a disposición del olivo. Además, el compost contiene gran cantidad de materia orgánica que enriquece el suelo, lo estructura y lo hace ir año tras año aumentando su capacidad de retención de agua, ya que la materia orgánica es como una “esponja”… Esta ventaja no se obtiene con abonos químicos en convencional, que son sales que simplemente nutren pero no hacen esta doble función de mejora del suelo.
  

• Tratamientos pos cosecha: Tras la cosecha de aceitunas suele haber daños en el olivo por la recolección en mayor o menor medida. Un tratamiento cicatrizante mediante cobre es recomendable para evitar la entrada de enfermedades bacterianas como la tuberculosis o la aparición de hongos como el Repilo, por si acaso hubiese lluvias tras la cosecha. Además, si se poda pronto, un tratamiento de cobre tras la poda es ideal para cicatrizar igualmente las heridas causadas por los cortes necesarios para la limpieza de ramas.
  
  

• Poda: Esta época de parón vegetativo es ideal para el olivo. Al no circular la savia no hay tanto riesgo de enfermedades ni daños al olivo si cortamos en este momento. Esta es sin duda la más importante de todas las labores que se hacen a un olivo, es imprescindible realizarla bien, puesto que en caso de no podar la planta se envejecerá poco a poco y dejará de ser fértil. El olivo se recupera y rebrota fácilmente, pero requiere de la renovación constante de la madera, además de dejar que la luz del sol penetre en la planta, la luz incentiva el crecimiento de los frutos, sin ella no habría aceituna y los cortes en ciertas partes incentivan el vigor o crecimiento de otras partes fértiles o jóvenes.
  
  Esta labor es compleja, no siempre se hace igual y merece capítulo aparte, pero de forma genérica se trata de formar el olivo al tipo de plantación y recolección que hagamos. Por otro lado, se trata de permitir que la luz penetre bien en la planta y tratar de compensar el volumen de hojas expuestas al sol con la raíz y la disponibilidad de agua de la planta. Por tanto, en función de esto, de la edad de la plantación y de la necesidad que tenga se aplicará un estilo de poda u otra y con mayor o menor frecuencia, ya que puede ser anual, bianual o incluso cada tres años según varios factores.
  
  En Oro del Desierto aplicamos una poda bianual llamada poda de producción basándonos en el crecimiento y según la carga de frutos esperada, acentuando la poda en año donde esperamos mucha carga y evitándola en la medida de lo posible en años de descarga o menor cosecha prevista. Nuestro olivar es principalmente joven, y este tipo de poda es el más común para plantones. Olivares tradicionales o muy pequeños requieren de podas de renovación o de formación, diferentes a esta mencionada.

• Eliminación de los restos de poda: Los restos de madera de la poda hay que gestionarlos, no se deben dejar en el campo para evitar plagas de barrenillo (un insecto que taladra la madera). La mayor parte de olivares queman los restos de poda, pero eso genera CO2 y además no reporta en ningún beneficio mas allá de su eliminación.
  
  En Oro del Desierto lo que hacemos es triturar los restos de poda y dejarlos en los olivares de manera que aportamos materia orgánica en cobertera al suelo que se irá descomponiendo y mejorando el contenido de la misma en él. Además, la cobertera que genera protege el suelo del impacto del sol junto a las cubiertas vegetales y evita la pérdida de agua en mayor medida que un suelo desnudo. Cada vez son más los agricultores que optan por triturar el ramón de poda en vez de quemarlo visto las grandes ventajas que conlleva, tanto si se deja en cobertera en las calles triturado como si de entierra cuando se hace laboreo.
  
  

• Manejo del suelo: En olivares convencionales se suelen aplicar herbicidas al suelo en esta época para prevenir la aparición de hierbas adventicias. También se suelen hacer laboreos para evitar la aparición de las mismas o para eliminarlas mecánicamente. Este tipo de labores si bien eliminan competencia por el agua al olivo de cara a la primavera posterior son dañinas para el suelo y favorecen la erosión tanto hídrica si llueve, como aérea si hay rachas de viento. Con lo cual empobrece los suelos y les hace perder fertilidad a largo plazo. Si bien estos manejos son más comunes y económicos al hacerse de un pase con el tractor, existe la posibilidad de manejar las cubiertas vegetales del suelo.
  
  En Oro del Desierto mantenemos cubiertas vegetales en nuestros olivares ecológicos, en ciertas partes donde tenemos caballos son cubiertas espontáneas de semillas de plantas adventicias que son controladas por dicha ganadería con siega a diente, este manejo es muy eficiente ya que la siega a diente deja la raíz de la hierba ahí de manera que el suelo mejora su estructura y capacidad de infiltración por esa aireación, además la ganadería deja excrementos que se incorporan al suelo y mejoran su contenido en materia orgánica. Por otro lado, en zonas donde no entran los caballos, sembramos leguminosas y gramíneas (por ejemplo veza y avena) que emergen y se siegan luego en primavera cumpliendo doble función, mejorar al igual que las espontaneas la calidad del suelo y nutrirlo adicionalmente, ya que las leguminosas fijan N atmosférico al suelo y segándolas a tiempo ese N está disponible para el olivo.
  
  

Como veis, en invierno el olivo “para”, pero el agricultor no, porque siempre hay tareas en el campo que atender si queremos que nuestro olivos estén bien cuidados y lleguen a la primavera en las mejores condiciones para acometer la floración y cuajado de frutos que forjarán la siguiente cosecha.

El ciclo de la vida en el olivar no para y debemos estar sincronizados con él en armonía para obtener las aceitunas que nos darán el siguiente año el mejor AOVE.