Hoy compartimos una noticia publicada recientemente por Rafael M. Pérez-Araluce y Miguel A. Martínez-González, ambos investigadores de prestigio en materia de nutrición de la universidad de Navarra.
Lamentablemente desde marzo de 2020 tenemos en nuestro día a día la amenaza continua del coronavirus que causa la enfermada catalogada como COVID-19. Surge al sector investigador del sector de aceite de oliva una pregunta ¿Pueden el AOVE y la dieta mediterránea protegernos de esta amenaza? ¡Pues al parecer sí!
Los alimentos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias sobre el sistema inmune de los alimentos de la dieta mediterránea (sobre todo el AOVE) juegan un papel especial en la pandemia al parecer. Los componentes saludables junto a otros nutrientes pueden reducir el riesgo de padecer una enfermedad COVID-19 en más del 60%.
La dieta mediterránea tiene como el pilar al AOVE, sus beneficios para la salud están sobradamente demostrados. Hay un cúmulo de evidencias científicas que evidencian que esta dieta es beneficiosa y previene obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso el cáncer. Esto se ha conseguido mediante estudios observacionales, en los que se sigue a miles de personas recogiendo sus hábitos alimentarios para cruzarlos con sus futuras enfermedades.
Gracias al estudio PREDIMED el Aceite de oliva y los frutos secos son los alimentos de esta dieta que disponen de una mayor evidencia científica. A los participantes durante años de este estudio, además de animarlos a seguir un patrón dietético mediterráneo, se les proporcionó alimentos de forma gratuita para comprobar los efectos sobre la salud, quedando demostrado su beneficio.
Estas enfermedades previamente mencionadas (eventos cardiovasculares, diabetes, cáncer…) son las principales causad de muerte y enfermedad en los países desarrollados, donde las enfermedades “transmisibles” causadas por virus y bacterias están en un segundo plano. Todo esto cambió a finales de 2019 con la aparición del SARS-CoV-2 el nuevo coronavirus aparecido en China. En marzo de 2020 la enfermedad por COVID-19 fue declarada pandemia oficialmente por la OMS. ¿Podría el AOVE y la dieta mediterránea protegernos de esta amenaza?
Desde el comienzo de la pandemia los grupos de riesgo han sido los mas vulnerables, que además de los ancianos incluyen a las personas con patologías previas como diabetes, obesidad, etc… Solo por su beneficio ante los factores de riesgo ya conviene recomendar una dieta mediterránea y el aceite de oliva vírgen, porque si reduce factores de riesgo por consecuente reduce la probabilidad de enfermedad grave.
Sin embargo, gracias a un estudio del pasado abril de 2021 publicado en la revista Clinical Nutrition, se dispone de evidencia directa de la dieta mediterránea sobre la enfermedad COVID.
En este estudio se siguió a más de 9.000 participantes del proyecto SUN, que incluye a graduados universitarios de toda España. Tras estudio de datos se determinó que los que mejor seguían dieta mediterránea presentaban una disminución del 64% del riesgo de contraer la enfermedad, mientras que para los que la seguían de una forma más moderada el beneficio era del 50% aun así. Estos resultados, sin embargo, no eran válidos para los profesionales sanitarios ya que su exposición al virus era mucho mayor (sobre todo durante la primera ola) y había escasos medios de protección individual, de manera que no se podía relacionar la dieta con la infección debido a este factor.
Para valorar la Dieta Mediterránea se incluyeron 9 ítems:
Mayor consumo de:
- AOVE
- Frutas y frutos secos
- Verduras
- Legumbres
- Cereales
- y Pescado
Menor consumo de:
- Carne
- Lácteos
- Consumo moderado de Alcohol
En cuanto a la protección y sus mecanismos existen según los investigadores diferentes posibles explicaciones: parece que el factor que determina la evolución de la enfermedad es la respuesta inmune. Una adecuada respuesta inmunitaria favorece un paso asintomático de la infección, mientras que lo contrario favorece una tormenta de citoquinas que produce las formas más graves de respuesta y de enfermedad con inflamaciones. Esto se vería favorecido por el estado proinflamatorio y oxidativo propio de la obesidad o la diabetes. En este escenario, las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, así como sobre el sistema inmune de los componentes de la dieta mediterránea pueden jugar un papel de importancia. El AOVE precisamente es uno de loa alimentos más ricos en estos antioxidantes naturales y por tanto un gran contribuidor de estas características al patrón alimenticio mediterráneo.
Por un lado, el consumo de AOVE supone mayor consumo de grasas monoinsaturadas frente a las saturadas y es precisamente el perfil de ácidos grasos de la dieta uno de los factores clave en el buen funcionamiento del sistema inmune. Los ácidos grasos saturados producen agentes proinflamatorios, favoreciendo en caso de infección casos de COVID-19 más graves, justo lo contrario de los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
En concreto, el omega 3 presentes en el pescado azul puede modular algunas de estas funciones inmunes, alterando, por ejemplo, la producción de las citoquinas proinflamatorias, responsables del agravamiento de la enfermedad.
Por otra parte, hay que prestar atención a la fracción insaponificable, muy rica en los aceites de oliva vírgenes extra (AOVEs) por su contenido en polifenoles como el hidroxitirosol o la oleuropeína. Estos compuestos además de proporcionar características sensoriales a nivel gustativo y olfativo, destacan por ser antioxidantes y antiinflamatorios, por tanto, modulan el sistema inmune. De hecho, los polifenoles son responsables de gran parte de los beneficios para la salud del patrón alimentario mediterráneo. Aparte de en el AOVE están en el vino, las frutas, las verduras y en el café.
Sin duda, las propiedades del aceite de oliva -especialmente el virgen extra- lo hacen un aliado del sistema inmunológico para luchar contra infecciones y el COVID es una infección vírica. Sus componentes unidos a una dieta equilibrada en vitaminas y otros macronutrientes pueden suponer una disminución sensible del riesgo de padecer la enfermedad, en torno a un 60%. Esto sin embargo no exime de vacunarse o protegerse por todos los medios disponibles para junto a una alimentación adecuada en caso de contraer la infección tener un % mayor de no padecer una enfermedad grave.
Rafael M. Pérez-Araluce, graduado en Farmacia y en Nutrición, investigador predoctoral Dpto. Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Navarra; y Miguel A. Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Navarra, catedrático Adjunto de Nutrición, Universidad de Harvard
Este artículo comparte lo expuesto por los autores sobre este tema de actualidad, no es más que una comunicación a nivel general de beneficios contrastados del aceite de oliva virgen extra por los autores arriba mencionados y citados, para este alimento y no para nuestra marca en concreto. Sirva esta explicación para evitar que se pueda considerar un Health Claim o reclamo de ventas de tipo alguno, puesto que es información publicada en diferentes medios que consideramos interesante compartir.