Tradicionalmente, el arroz se cultiva con el sistema de inundación con la siembra directa de arroz en terrenos inundados de agua. Esta forma de cultivo da lugar en regiones como la de estudio (Extremadura) a limitaciones de gran impacto sobre la productividad y la seguridad alimentaria, producidas por la escasez de agua y de materia orgánica. “Estas condiciones de gran impacto tienden a agravarse en el contexto de cambio climático que estamos sufriendo”, afirma el investigador Antonio López Piñeiro (Universidad de Extremadura), que ha coordinado esta investigación publicada en la revista Science of the Total Environment. Por lo tanto, el estudio se centra en buscar alternativas y soluciones debido a que el escenario futuro no se prevé mejor.

Hay una línea de investigación sobre la mejora en la eficiencia de uso de agua en el cultivo de arroz. “En términos generales, podemos llegar a decir que el 50% del consumo de agua de la agricultura se debe al arroz irrigado por inundación”, señala López Piñeiro. Además, la inundación favorece la aparición de concentraciones altas de metales pesados como arsénico inorgánico, que está limitado a 0,1mg/kg en arroz si se destina a consumo humano. De acuerdo con la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el arsénico inorgánico es carcinogénico (precursor de cáncer) en seres humanos.

“Hemos llevado a cabo ensayos en cultivos de arroz tradicionales que han superado en ocasiones hasta 2 o 3 veces los límites de la legislación europea. No ocurre siempre, pero sí en ocasiones”, apunta el investigador. Sin embargo, el cambio de sistema de riego por aspersión favorece una menor concentración del mismo. Pero a cambio, el cadmio (otro metal pesado) aumenta con el riego de este tipo.

Por lo tanto, la investigación se propone indagar más en como reducir ambos metales pesados, reduciendo el arsénico (As) sin aumentar el cadmio (Cd) en contrapartida es el objetivo. La línea de trabajo es usar enmiendas orgánicas como el compost para mejorar las propiedades físicas del suelo y los nutrientes que contiene. Además, es conocido por estudios previos que las enmiendas orgánicas reducen el cadmio disponible en el suelo.

Visto lo anterior y ante la gran cantidad de aceite de oliva producido en Extremadura y también en la vecina Andalucía, se ha decidido estudiar el uso de compost de alperujo dada la facilidad a su acceso pro proximidad, accesibilidad y fácil obtención. Además, resulta una valorización de un subproducto que en ocasiones no tiene salida.

Los estudios combinando riego por aspersión y compost de alperujo dan lugar a reducir las concentraciones de As y Cd. Los resultados arrojan 5 veces menos arsénico y 3 veces menos cadmio con esta técnica, comparando con el manejo tradicional de inundación. Además, se ha podido demostrar que el uso de compost hace que la reducción sea sobre todo en el As inorgánico (considerado cancerígeno) y no en el orgánico menos tóxico.

Con el actual escenario de cambio climático hay que seguir trabajando en modelos de cultivo que se puedan adaptar. Según los investigadores: “2016 fue un año con temperaturas muy altas y baja producción de arroz, y fue el año que obtuvimos valores más elevados de arsénico. Por tanto, ante el aumento de fenómenos extremos de sequía y temperaturas más elevadas, los sistemas tradicionales de inundación difícilmente son sostenibles y tienen, además, como consecuencia un mayor riesgo de producir arroz con porcentaje más elevado de arsénico. Nuestro objetivo es trabajar en alternativas al sistema de inundación, más fáciles de implementar que el riego por aspersión en Extremadura, ya que no hay suficiente infraestructura para ello, y reducir los niveles de arsénico y cadmio en el producto final”.

Desde Oro del Desierto nos parece muy interesante que cada día se encuentre más aplicaciones el compost de alperujo, nosotros hace más de 13 años que fertilizamos nuestro olivar casi exclusivamente con esta enmienda que nosotros mismos producimos en nuestra planta de compost en nuestra almazara. Solemos decir siempre nosotros que “La agricultura del futuro será sostenible o no será…” Esta máxima es tan chocante como veraz en nuestra opinión.