En el sector del aceite de oliva hemos realizado muchos avances en cuanto a la mejora de la calidad, comenzando por la mejora en la elaboración, rapidez y limpieza de instalaciones.
Hasta hace unas décadas, la espera de la aceituna antes de procesarse hacía que se produjera atroje y por tanto, defectos sensoriales debido a fermentaciones. También se ha mejorado la técnica de cultivo, recolección y combate de plagas que hacen perder calidad como la mosca del olivo, todo lo que hace que la calidad en general del los aceites sea mejor año tras año.
No obstante, aun así el aceite virgen extra de media aún sólo supone el 45% de la producción total en España según (Cayuela et al, 2015). El virgen extra debe de estar libre de defectos en cata organoléptica regulada. La mayoría de defectos se causan por las fermentaciones microbianas, destaca el atrojado, pero no es el único defecto aunque sí el más común. La prueba está en el % que se obtiene de virgen extra, quedando aun un 55% de mejora.
Si bien apuntemos que no todos los agricultores ni almazaras tienen la voluntad o incluso la necesidad de producir virgen extra, puesto que su demanda es para calidades inferiores. Dicho esto entremos en qué podemos mejorar:
Los defectos sensoriales proceden en gran medida de situaciones diversas, en ocasiones se derivan de problemas en la logística de la almazara. La calidad de la aceituna depende de una serie de factores: Variedad, frescura, régimen hídrico, índice de madurez… Normalmente una madurez excesiva favorece el defecto “avinado” porque acontecen fermentaciones etílicas.
El defecto sensorial más común es el “atrojado” o apelmazamiento, que se produce cuando las aceitunas permanecen mucho tiempo amontonadas.
Se ha descrito la biogénesis de origen microbiológico y químico del defecto atrojado en aceitunas y en sus aceites (Angerosa et al., 1996)
Las características de un lote de aceitunas, considerando todo lo anterior, van a determinar la calidad del aceite obtenido.
Por lo tanto está claro: Transportar cuanto antes, fruto fresco y sano, evitar amontonar en la medida posible y procesar lo más rápido posible dicho lote, si es sin mezclar con otro lote mejor aún.
El autor del estudio en que hemos basado este artículo infiere que “Podríamos comparar el AOV antes y después de la filtración, para mejor visualizar la cuestión, con las harinas de trigo integral y blanca. Lo anterior viene al caso ya que la humedad es en los AOVEs una característica importante y diferencial, pues su manejo permite diversificar el producto, pero la humedad está relacionada con procesos fermentativos durante el reposo en depósitos. No se conocen bien todos los factores implicados en estos procesos. La mayor parte de los AOVEs mejor valorados por su calidad son aceites coloidales o velados, cuyo contenido de humedad es esencial. Es claro que es recomendable la separación del aceite y el sedimento de humedad y materia orgánica periódicamente, purgando mediante grifos de fondo. Dichos residuos son conocidos como borras o lías, recibiendo estos mismos nombres los defectos con ellos relacionados.”
No obstante por nuestra experiencia no compartimos esta opinión del autor al respecto de las ventajas de dejar permanecer la humedad coloidal en el aceite. El resultado, comparando lotes idénticos en producción filtrados y sin filtrar a lo largo del tiempo suele ser la pérdida de frutado muy acentuada y mucho más rápido que si se filtra de inmediato tras la elaboración. También depende de la variedad y del tipo de filtro usado. En Oro del desierto filtramos diariamente todo el aceite que producimos para su mejor conservación. Hay estudios que contrastan esta evidencia claramente.
Resumiendo lo anteriormente descrito, para conseguir más calidad en un AOVE debemos cuidar el fruto desde el árbol y evitar que se estropee. Además, debemos tener en cuenta la limpieza en la almazara en todos los puntos. La mejora de la higiene en general redunda en una mejor calidad del producto final.
FUENTE: José Antonio Cayuela Sánchez (jacayuela@ig.csic.es)
Dep. de Bioquímica y Biología Molecular de Productos Vegetales, Instituto de la Grasa, CSIC
Campus de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla