En general es muy poco conocido el aceite extraído de los olivares silvestres de acebuche (Olea europaea L. var sylvestris), el ancestro del olivo cultivado (Olea europaea L. subsp. Europaea), del cual en sus diferentes variedades obtenemos los aceites de oliva comerciales que encontramos en el mercado a día de hoy.
El aceite de olivos silvestres suele ser considerado minoritario debido a que sus frutos son pequeños, de difícil recolección, menor productividad y su fruto o acebuchina contiene menos grasa que las aceitunas. De hecho, el olivo cultivado desde la antigüedad no es mas que una selección genética de los especímenes de acebuche de mejor calibre, productividad y calidad de los aceites hechos a lo largo de miles de años por la humanidad.
No obstante, surgen nuevas informaciones de un equipo de investigación de Cataluña dirigido por la profesora Rosa M. Lamuela, de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona (UB) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn). Por parte del IRTA ha participado Antonia Ninot, investigadora del programa de Fruticultura especializada en olivicultura.
Han tomado muestras de acebuchinas de las islas Medas (un pequeño archipiélago en medio del Mar Mediterráneo) y el aceite extraído de las mismas. Y según los investigadores, el resultado es muy prometedor en cuanto al contenido en antioxidantes y sustancias saludables de menor cantidad en este aceite en comparación al aceite de oliva de aceitunas. El informe está publicado en abierto en la revista “Antioxidantes”, como una primera aproximación según este equipo de investigación a la diversidad genética del olivar.
Como ya sabíamos, el contenido fenólico de una aceite depende tanto del genotipo (en este caso esa variedad de acebuche ubicada en las islas Medas, como podría ser una aceite de variedad picual o cornicabra…) como de las condiciones climáticas, edafológicas y de extracción del aceite del fruto.
Al parecer, en las islas Medas los acebuches se han adaptado al crecer en condiciones de estrés salinidad y clima mediterráneo insular. Según la profesora Lamuela "En concreto, el perfil fenólico del aceite obtenido es superior al único descrito hasta ahora en un genotipo de olivos silvestres en Argelia. Por ello, probablemente nos encontramos ante unos genotipos que podrían ser utilizados para fines alimentarios y también en programas para la mejora del olivo tradicional". Por lo tanto, se trata de un genotipo interesante de cara a programas de mejora genética en olivar buscando plantaciones de variedades cuyo objeto sea la salud más allá de la productividad…
A día de hoy, hay gran cantidad de olivos silvestres en Andalucía en bosques o acebuchales, y de manera dispersa en sierras de Valencia y Cataluña, todos genotipos susceptibles de ser analizados y obtener una mejor genética de los mismos. Los programas de mantenimiento de la biodiversidad son compatibles con este estudio y adaptables a planes de mejora de olivo.
La entidad investigadora IFAPA de la Junta de Andalucía tiene varias líneas de investigación y algunas de ellas van encaminadas a la mejora del olivo, obviamente, haciendo ensayos en toda la comunidad con diferentes genotipos, ensayos de adaptación a estrés, enfermedades, clima, riego, etc…
En Oro del Desierto tenemos una plantación experimental de 600 olivos de diferentes variedades del Mediterráneo precedentes del banco de germoplasma del olivar de Córdoba. Nuestro ensayo participó en dicho programa de mejora de olivo del IFAPA, en el cual hubo ocho fincas repartidas por toda la geografía andaluza.
Dicho proyecto arrojó diferentes resultados, siendo curioso que nuestro olivar es el que obtuvo un índice de concentración de polifenoles más alto del estudio, lo cual encaja con el estrés hídrico que acusa el cultivo en zonas como la nuestra donde la precipitación es menor que en la mayoría y el riego es deficitario.
Además, en nuestra finca vegetan acebuches de diferentes genotipos tanto silvestres como cultivados como polinizadores en las lindes de las fincas. Sin embargo, en ensayos propios de extracción del aceite de momento no hemos obtenido claras diferencias a nivel cualitativo, siendo los aceites de acebuchina de menor calidad sensorial en comparación al resto. Eso sí, el contenido fenólico es un parámetro que debemos controlar de cara al futuro si consideramos una producción limitada de este producto.