La atracnosis o aceituna jabonosa es un plaga de importancia en el olivar, que genera grandes pérdidas económicas y de calidad del aceite. Esta enfermedad está causada por un hongo llamado ‘Colletotrichum’, que se desarrolla en la piel de la aceituna y la pudre, generando tales problemas de calidad que hacen que el aceite obtenido en ocasiones no sea ni comestible.
El grupo de investigación UCOLIVO, perteneciente a la Unidad de Excelencia María de Maeztu del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba (UCO), ha dedicado varios años al estudio de esta enfermedad particular y sus raíces. Su enfoque abarca la comprensión de los patrones de resistencia o vulnerabilidad en diferentes variedades de aceitunas, con el objetivo final de desarrollar, a través de programas de mejora genética, variedades inmunes a este hongo patógeno.
El grupo UCOLIVO, junto al grupo Plataformas Analíticas en Metabolómica del Departamento de Química Analítica, ha conseguido determinar que el cambio en los perfiles fenólicos durante la maduración de la aceituna tiene un papel clave en la resistencia a la enfermedad.
Anabel Expósito, una de las investigadoras que además ha realizado su tesis doctoral sobre este tema, señala que los compuestos fenólicos son sustancias que actúan como defensa ante amenazas bióticas y abióticas de todo tipo. Además, estos fenoles están en mayor proporción en frutos verdes. «Cuando están en desarrollo o aún verdes son totalmente resistentes, impidiendo al patógeno penetrar y generar síntomas. A lo largo de la maduración, conforme pasa de verde amarillento a envero y morada, esos compuestos fenólicos disminuyen en cascada», refiere la investigadora.
No obstante, ese cambio o decaimiento del perfil de fenoles no se da de igual manera en todas la variedades. UCOLIVO partía de la hipótesis de que diferentes perfiles de fenoles y concentraciones de variedades diferentes podían jugar un papel fundamental en la capacidad de resistencia a este hongo.
El investigador Hristofor Miho apunta: «Analizamos seis variedades durante dos años, realizando análisis de compuestos fenólicos y pruebas de resistencia al patógeno». El resultado ha permitido verificar que la resistencia era mayor en variedades con concentraciones elevadas de fenoles, así como con compuestos fenólicos específicos presentes en estas variedades.
Feliciano Priego, responsable del grupo de Plataformas Analíticas en Metabolómica, expone: «Uno de los resultados más interesantes del estudio es el cambio en los perfiles fenólicos que se producen durante el proceso de maduración de la aceituna».
En los frutos verdes, los compuestos fenólicos predominantes en todas las variedades son la oleuropeína y el ligustrósido, junto con sus formas agliconas, representando entre el 97 y el 98% del perfil fenólico de las variedades. En la fase de desarrollo, estos compuestos siguieron siendo predominantes en los frutos de las variedades más resistentes, mientras que disminuyeron en las variedades susceptibles de sufrir la enfermedad, lo que revela la capacidad de los mencionados fenoles para combatir el hongo y su propagación.
Por su parte, Juan Moral, responsable de la investigación, explica: «Conocer cómo se comportan las cascadas fenólicas en las distintas variedades permitirá seleccionar mejor, en base a criterios científicos, los parentales que deben usarse para que las siguientes generaciones de olivo sean resistentes a esta enfermedad», destacando pues la importancia de este conocimiento para tenerlo en cuenta en los programas de mejora genéticas del olivar, dirigidos a generar variedades más resistentes a enfermedades y/o estrés de algún tipo.
Desde Oro del Desierto consideramos que este estudio es muy relevante, a pesar de que en nuestra zona apenas se da este hongo debido a la escasa humedad ambiental. Nos ofrece pistas sobre cómo los polifenoles presentes en la aceituna y el aceite son responsables de muchas propiedades saludables cuando consumimos aceite de oliva virgen extra y/o aceitunas. Además, estos compuestos se utilizan naturalmente como protectores del árbol y del fruto en el cultivo, lo cual tiene mucho sentido. El olivar es un cultivo muy adaptado al medio mediterráneo y el estrés del cultivo suele ser elevado por sequía, altas y bajas temperaturas y otros factores ambientales, además de plagas, con lo cual se ha adaptado para sobrevivir. Nunca terminaremos de aprender del olivar, el cultivo bandera de la cultura y gastronomía mediterránea. Continuar con su legado es patrimonio de todos los pueblos que lo cultivan desde hace miles de años.