Son pocos, pero los jóvenes que se incorporan al sector agrícola/ganadero tienen una formación de estudios más elevada que la de generación. 4 de 10 son titulados universitarios y el 65% al menos tiene bachiller, FP o similar. Curioso que el dato se rebaja al 48% cuando se habla de los jóvenes en general, según la OCDE.
La universidad de Córdoba ha hecho un estudio de investigación titulado “Agro-millennials. Perfil de los nuevos agricultores/as y ganaderos/as del siglo XXI”
El perfil es masculino o femenino, es hijo de agricultores o ganaderos (75%), vive en el medio rural (83%), se dedica por tiempo completo a la actividad agraria (69%) y es titular de su expñotación (87%). Su formación agraria es familiar (76%), complementada por formación académica (34%) y experiencia propia (28%).
Tiene estudios universitarios, además considera necesaria la formación relacionada con la gestión y emprendimiento (69%), transformación digital (48%) y estrategias de comercialización (44%).
Piensa que el entorno rural no ofrece ocio (61%) y echa en falta servicios y sanitarios (67%): Lamenta la mala comunicación en materia de transportes (64%) y reconoce la brecha tecnológica de conectividad y wifi en su entorno con respecto al medio urbano (51%)
A pesar de ello, tiene presencia en redes sociales, por la cuales se informa (76%) y prensa digital (55%) televisión (36%) y prensa en papel (10%). También usa medio especializados de prensa como organizaciones agrarias (42%), Cooperativas (34%) y revistas técnicas (31%).
Considera la agricultura un trabajo a largo plazo y estable (87%) y un grado elevado de satisfacción por ser agricultor (8,48 sobre 10). Ve con buenos ojos que sus hijos lo releven (69%) puesto que la motivación principal propia de ser agricultor/ganadero emana de la propia familia (66%).
El 73% pudo comenzar gracia a ayudas a la incorporación, pero el 66% las ve aun insuficientes. La excesiva burocracia es la mayor traba 69% y el difícil acceso a la tierra comprada o arrendada 42% es en segundo lugar la traba. También, por último, un 24% reconoce que el escaso reconocimiento social es otra traba.
Los principales elementos de permanencia es el precio de los productos y el coste de las materias primas (68%) las ayudas de la PAC y sus recortes y falta de apoyo institucional (45%), la competencia de terceros países (30%) el cambio climático (25%) y la incapacidad de innovar en su finca (22%).
En el capítulo de innovación, el 76% reconoce la importancia y el 55% las ha solicitado. Del 1 al 10, le dan un 7,57 a la tecnología en la explotación. Las barreras son la inversión (79%), adecuación a sus necesidades (36%) y falta de formación (29%).
El 88% considera muy necesarios foros y jornadas para conocer posibilidades de innovación.
Además, la sensibilidad por temas sociales, lucha contra la pobreza, cuidado del medio amabiente y la biodiversidad son mayores que en la generación previa.